Desgraciadamente, algunos municipios no ven la necesidad de realizar un censo para saber el amianto que hay en su término municipal. El amianto ha sido un problema silenciado durante décadas y, el hecho que sus consecuencias tarden en desarrollarse en forma de graves enfermedades respiratorias, hace que para algunos gestores públicos, su erradicación no sea una prioridad. Aun así, de las muchas causas que justifican la necesidad de hacer un censo del amianto en todos los pueblos y ciudades del estado, la primera tendría que ser siempre la de proteger a las personas más vulnerables.
Muchos elementos de amianto, especialmente las cubiertas, conviven muy cerca de guarderías, colegios e institutos, cosa especialmente grave, puesto que el riesgo de desarrollar una enfermedad respiratoria en el caso de inhalar fibras de amianto de un niñ@ es cinco veces más grande que el de un adulto. Solo en Cataluña, el Gobierno tiene detectados 271 centros educativos donde hay que hacer alguna actuación por presencia de amianto. Además, otros edificios con clara presencia de grupos de riesgo, como hospitales, ambulatorios, centros de adultos o bibliotecas, tampoco se escapan de la presencia masiva de amianto en sus alrededores.
En el caso de Catalunya, la Generalitat ya hace años que anuncia un censo del amianto de su territorio, pero todavía no ha llegado. Y, paralelamente, desde abril de 2023, pide a todos sus municipios que cumplan con la ley de residuos española y faciliten sus censos de amianto.
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